Los marketeros que trabajaron para el APRA vieron que en los tradicionales mítines, los jóvenes no eran partícipes; ellos, un porcentaje considerable de votos, necesitaban convencer. Pero los jóvenes no les atraen las cuestiones políticas; eso es muy cierto. Por ello, con pocas palabras lograron atraerlos mediante la música a estos jóvenes: los líderes del cambio.En aquel tiempo, en que el boom del reggaeton estaba en su auge, los candidatos presidenciales como Alan García (uno de ellos) lograron convencer a estos jóvenes de sectores populares para meterlos a sus filas mediante este ritmo pegajoso bajo el mensaje subliminal “…con Alan presidente la juventud deja la huella..marca la estrella”. Y bien que los supieron convencer. Fue como el baile del Chino (tecnocumbia), pero en otra versión.Cinco años después de la estrategia Fujimorista, Alan la vuelva a realizar. El discurso oral aún es muy potente, más aún en estos tiempos que se aprecia más y más estrategias de convencimiento, ya no con las palabras bonitas que dicta Alan de costumbre, sino con su baile ridículo para ganar esos votos deseados que todavía no están contaminados de la mala experiencia que muchos de ellos no vivieron en su primer gobierno.Qué bajo puede caer un candidato por la falta de votos, por la deseperación de llegar a la presidencia. Dejar sus balses por un momento y transformarse en reguetonero de cuarta. Queda claro que el hombre ya no lee; por ende, ya no reflexiona, está involucionando, es un homo videns cuasi animalizado -que solo mira y no piensa-, escribe escandalizado y vota escandalizado por algo que no sabe, que no está bien informado.
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